Es
increíble cómo de una pequeña tristeza encontré la grandeza de Dios"
Hace
un año, el 15 de Febrero del 2001 me enamoré de alguien por quien sufrí
mucho, no porque él tuviera culpa, porque él no es culpable, pero esta decepción
despertó en mí el amor que tenía dormido por Dios; hacia un mes le había
dicho a mi mejor amiga que yo ya no creía en Dios.
A
lo largo de todo el año, mi cruz se hizo sumamente pesada, mi vida carecía
de sentido, estaba cayendo en un abismo de tristeza, desesperación y
materialismo, empecé pidiéndole a Jesús que me ayudara a curar mi tristeza,
que me rescatara, si es que él existía, que luchara por mí, le dije que
le seguiría y poco a poco empecé mi camino, al principio pensé que él no
me escuchaba, ya que las cosas no mejoraban, habían días en que la
tristeza era grande y otros días en que tenía una paz inquebrantable.
Jesús
empezó a hacer cambios en mí increíbles, pero al principio no se notaban,
era sumamente doloroso, me había encontrado con un Jesús exigente, amoroso
pero exigente, cada vez quería más y más de mí, pero sentía que él no
me daba nada, sentía que no avanzaba, que no habían cambios en mí.
Empecé
a orar todos los días, cuando antes no oraba nunca y si oraba lo hacía sin
ganas, sólo por cumplir, pero ahora no, oraba porque le contaba mis cosas,
se había convertido en mi confidente, empecé a valorar la vida que me había
regalado, pensaba que como me la había dado, siempre estaría ahí, pero
no, me la daba porque me amaba y porque tenía una misión para mí, no por
mi cara bonita, luego empecé a agradecerle por mi tristezas y a pedirle sus
dones, le pedía paciencia, amor, fe, sobre todo fe para no dudar de él, no
tenía fe, no había asimilado que él era un Dios omnipotente y para quien
nada es imposible.
Poco
a poco, con paciencia y amor me fue limpiando, ya no me preocupaba por mi
dolor, me volví más sensible al dolor de los demás, pude ver que habían
personas que necesitaban de mi amor y yo lo estaba malgastando.
Hasta
que exactamente el 15 de febrero del 2002, un año después de todo y el
mismo día, encontré realmente a Dios y pude ver que todo lo que nos sucede
en la vida es porque él lo permite, es porque él sabe mas que nosotros, es
increíble como de una pequeña tristeza encontré la grandeza de Dios.
Dios
siempre atiende la oración del que desde el fondo del corazón le ruega compasión.
Me
costó entender que él merece más que una simple obra de caridad, me costó
entender que él merece más que una oración, él merece mi vida, mi alma
por entero. Descubrí que él siempre provee a quienes luchan por dar a
conocer su amor y que el que se encarga de luchar por las cosas de Dios en
este mundo, Dios se ocupa de la vida de esa persona.
Descubrí
que el quiere más de mí que solo ir a misa o predicar, que eso es
realmente bueno y también necesario, pero que a él le urge que le ame en
los pobres, en los que no tiene quien luche por ellos, es ahí donde Dios
nos necesita más, en los pobres de pan y del alma.
No
basta con decir que amo a Dios, debo demostrarlo y el Señor me dijo un
secreto que quiero compartir con ustedes: Jesús se disfraza de
pobre, la próxima vez que veas un niño pobre y maltratado, un hombre
abandonado y moribundo, un borrachito que no tiene adonde ir, una prostituta
que debe vender su cuerpo porque desde pequeña fue violada por su propio
padre o vendida por él, un drogadicto, una persona con SIDA, ese es Jesús
y que harás??, lo despreciarás o le darás amor??... como él te lo ha
dado a ti... No basta con darles dinero, él quiere amor, una sonrisa, no un
gesto de desprecio, una sonrisa de amor, de compresión, de aceptación...
Ahora
confío plenamente en el Señor, sé que él nunca me abandonará, ahora sí
sé que él escucha las oraciones y que nunca abandona un corazón
destrozado, él siempre escucha y corre a socorrernos, Dios nunca desatiende
una oración.
Pídele
y persevera, dile que haga los cambios necesarios en ti y sobre todo no
mires atrás, ya que el que realmente tiene a Dios nada le falta.
Ahora
le agradezco a Dios esa decepción bendita que me llevó a sus brazos, no sé
qué sería de mí si esa persona me hubiese querido, pero gracias a Dios no
me quiso y eso después de ser una tristeza se convirtió en la bendición más
grande para mí, ahora sé que mi vida es con Dios...
Atiende
a Jesús en los más pobres, si dices amarlo... y confía en que él puede
hacer maravillas en tu vida, solo pídeselo... No hagas esperar más a Jesús,
que tu amor a él se convierta en acción, por lo tanto en servicio adonde
él es mas necesitado, en los pobres y marginados...
Sonia
A. Guerrero
sonia.guerrero@mific.gob.ni
sonia.guerrero@mific.gob.ni
Sonia A. Guerrero
Dirección de Política de Fomento a la PYME
Depto. de Políticas y Desarrollo Estratègico
No hay comentarios:
Publicar un comentario